La informalidad rige el intercambio comercial y social de los fronterizos
Convivencia. Han desarrollado su propio código no escrito. Pasividad. Deben de callar ante los ilícitos.
DAJABÓN.-
Los habitantes de la frontera dominico-haitiana han aprendido a convivir entre sí conscientes de que cualquier hecho que genere alarma entre las autoridades podría significar cuantiosas pérdidas económicas.
Dominicanos y haitianos se protegen unos a otros y hasta desarrollan complicidad en una extraña relación que si bien no se compenetra totalmente, tiene suficientes vínculos de fortaleza como para subsistir pese a las diferencias culturales, históricas, sociales y políticas.
“Afortunadamente sí alcancé
ficha, como la número 320, porque me voy a vacunar entonces quiero, antes de vacunarme saber que estoy negativa, por seguridad”, comentó Ana Gómez.
Por la mañana la familia Hernández, integrada por los padres y 3 hijos, acudieron a realizarse la prueba ante la sospecha de tener COVID-19.
“El doctor nos mandó a hacer la prueba para todos, nosotros pensamos que era una gripita, una tos, lo normal, lo típico, pero ya sabes se ha acrecentado el cuadro, yo empecé con diarrea, entonces más vale prevenir que lamentar”, señaló David Hernández.
J. S. Bach, el lenguaje de Dios y la silla de Gould
“Gould causó rigores a su cuerpo como lo haría un asceta que busca trascender a una dimensión fuera del mundo profano o quizás utilizaba su silla como un talismán que le brindaba seguridad al evocar el amor paterno”
Por EDGAR CHERUBINI LECUNA
De la vasta obra de etnológica de Joseph Campbell, tomé prestado un pensamiento que repaso con frecuencia porque define muy bien el concepto de iluminación que místicos y ascetas de algunas religiones pretenden lograr a través de diversas prácticas, dice así: “El objetivo en la vida es hacer que los latidos de tu corazón armonicen con los latidos del universo” (