La informalidad rige el intercambio comercial y social de los fronterizos
Convivencia. Han desarrollado su propio código no escrito. Pasividad. Deben de callar ante los ilícitos.
DAJABÓN.-
Los habitantes de la frontera dominico-haitiana han aprendido a convivir entre sí conscientes de que cualquier hecho que genere alarma entre las autoridades podría significar cuantiosas pérdidas económicas.
Dominicanos y haitianos se protegen unos a otros y hasta desarrollan complicidad en una extraña relación que si bien no se compenetra totalmente, tiene suficientes vínculos de fortaleza como para subsistir pese a las diferencias culturales, históricas, sociales y políticas.