Del banco que un día fue conserva varios mostradores, aquellas aparatosas cajas doradas con manivela a un lado donde se guardaban celosamente los dineros y sobre todo ese curioso orificio interior instalado en lo alto desde donde se vigilaba que ningún empleado metiera la mano donde no debía . Lo cuenta el alemán
Sven Rasch, director general del hotel que nos ocupa, el Cort de Palma de Mallorca, levantado en las instalaciones centenarias del ya desaparecido Banco Atlántico.
Ubicado en la plaza homónima (Plaça de Cort), justo al lado del edificio del siglo XVII que acoge el