Crear una adaptación fílmica de
El olvido que seremos, una de las novelas colombianas más populares de las últimas décadas -que es a su vez un relato sobre una de las épocas más traumáticas, y por ende más retratadas de nuestra historia- suena como una tarea delicada, quizás médica, casi quirúrgica.
Una vez se le tuviera sentado en la sala de cine, habría que tratar al paciente con suma delicadeza, haciendo sedaciones, incisiones, catéteres, limpiezas e infiltraciones dentro de una ventana de tiempo limitada para garantizar el éxito.