Hemos pasado días convulsionados en Colombia. El inconformismo social se tomó las calles y lo que empezó por una reforma tributaria abrió la puerta para demandas históricas insatisfechas. Hoy en las calles y en la prensa hay una narrativa que todo está mal; que este gobierno y los anteriores han incumplido sus promesas en cuanto a las demandas sociales. En medio de este desasosiego, queremos contar la historia de una política estatal que parece haber funcionado y que tiene lecciones para futuros diseños de política pública que aspiren a intervenir integralmente los territorios marginados en Colombia.