Cuando
Javad Foroughi terminaba su turno de enfermero en el Hospital Baqiyatallah de Teherán, bajaba al sótano del edificio, preparaba una diana a 10 metros, desenfundaba su pistola de aire comprimido de calibre 4,5 mm, y
PUM. Así se tiraba durante más de una hora cada día, apretando el gatillo 60 veces, como en las competiciones.
Foroughi comenzó a disparar tarde. Al menos de manera profesional y usando un arma de aire comprimido. Tenía 37 años la primera vez que probó el tiro de precisión. Era bueno. Poco a poco fue saliendo del sótano del hospital para competir en pequeños campeonatos de tiro en Irán.