LA NACION
El embargo, epicentro de la puja ideológica que envuelve a Cuba
Reliquia de la Guerra Fría, es uno de los problemas de la isla, pero está lejos de ser el único o el principal, como apunta el régimen; las marchas reciclaron el papel que cumple la medida de EE.UU. desde hace tiempo como herramienta política en ambos países
17 de julio de 2021
20:10
Los presidentes Joe Biden, de EE.UU., y Miguel Díaz Canel, de Cuba
WASHINGTON.– Cuba es una isla, pero no está aislada del mundo. En 2019, antes de la pandemia del coronavirus, comerció con más de 70 países, según el propio régimen. Uno fue Estados Unidos, el tercer proveedor de alimentos y productos agrícolas, detrás de la Unión Europea y Brasil, según un informe del Congreso norteamericano. Cuba tiene inversiones extranjeras, y obtiene dólares de las remesas y el turismo.