Los líderes del Partido Republicano del Estado de Ohio tenían planes para el sábado por la noche. Eso incluye al gobernador, Mike DeWine; al vicegobernador, Jon Husted; al senador Rob Portman; y a diez de los once miembros de la Cámara de Representantes de ese partido. Así es como Donald Trump volvía a los ruedos - en su caso, a los mítines - tras dejar la Casa Blanca, en el pueblo de Wellington, de 4.802 habitantes, situado en ese estado. Un poco como empezó su carrera política hace cinco años:
con el desprecio de sus correligionarios.