Sergio De Matteo
Santa Rosa de Toay, así lo llamó al caserío Tomás Mason en 1892, quien ya se había radicado en 1883, en tierras de su yerno Remigio Gil, para administrar la estancia «La Malvina». Los nombres corresponden a su esposa, Rosa Fuston, a su hija, Malvina, y a la patrona Santa Rosa de Lima; la simbología empieza a primar en el surgente poblado.
En sus primeros tiempos, Santa Rosa tuvo el apocope ‘de Toay’, por la cercanía a esa localidad; pero también, posiblemente, fue una estrategia del fundador adosarle el vocablo en mapuzungun para confundir y cooptar a los migrantes que venían a radicarse a Toay, el territorio que dominara otrora el cacique Pincén.