Sixty years ago, it took the skill and resolve of key statesmen to pull the world back from the precipice. Do we have such men with such abilities in those posts today?
Dados lo actuales acontecimientos que tienen lugar en las calles de Cuba es bueno recordar quién fue relamente Ernesto Che Guevara.
El Che Guevara, quien hizo tanto (¿o tan poco?) por destruir al capitalismo, es en la actualidad la quintaesencia de una marca capitalista. Su semblante adorna jarros de café, caperuzas, encendedores, llaveros, billeteras, gorras de béisbol, tocados, bandadas, musculosas, camisetas deportivas, carteras finas, jeans de denim, té de hierbas, y por supuesto esas omnipresentes remeras con la fotografía, tomada por Alberto Korda, del galán socialista luciendo su boina durante los primeros años de la revolución, en el instante en que el Che de casualidad se introdujo en el visor del fotógrafo y en la imagen que, treinta y ocho años después de su muerte, constituye aún el logotipo del revolucionario (¿o del capitalista?) “chic”. Sean O Hagan sostuvo en The Observer que existe incluso un jabón en polvo con el eslogan El Che lava más bl
, en sus ediciones del 11 y 18 de julio de 2005.
El Che Guevara, quien hizo tanto (¿o tan poco?) por destruir al capitalismo, es en la actualidad la quintaesencia de una marca capitalista. Su semblante adorna jarros de café, caperuzas, encendedores, llaveros, billeteras, gorras de béisbol, tocados, bandadas, musculosas, camisetas deportivas, carteras finas, jeans de denim, té de hierbas, y por supuesto esas omnipresentes remeras con la fotografía, tomada por Alberto Korda, del galán socialista luciendo su boina durante los primeros años de la revolución, en el instante en que el Che de casualidad se introdujo en el visor del fotógrafo y en la imagen que, treinta y ocho años después de su muerte, constituye aún el logotipo del revolucionario (¿o del capitalista?) “chic”. Sean O Hagan sostuvo en The Observer que existe incluso un jabón en polvo con el eslogan El Che lava más blanco.
Blutch’s graphic novel Mitchum revels in the power of mythic America In the world of comics, which owes so much to the stateside masters, the American imagination looms large. Look at Donald Trump’s face for long enough and maybe you’ll start to pity him. All of a sudden, you notice the fear in those uncomprehending eyes. His perma-rage against imaginary machines begins to come across as a coping mechanism, an attempt to compensate for some horrifying inner weakness
. For four years, he had more power than perhaps anyone else in the world, but did he ever enjoy it when there was so much violence swamping his paranoid mind? Though many Americans were rightly embarrassed by him, Trump’s is the perfect face for so much of what the US has long stood for.