Vive a dos horas de Santiago, pesa más de 100 kilos, fuma una cajetilla diaria y tiene problemas para oír y caminar. A través de los versos busca "rearmarse". Ya descartó la idea de radicarse en el extranjero.
"Quería decirle al mundo que él no es un monstruo. Pero al final renunció a eso, no va a dar esa pelea (.) Ojalá sea capaz de olvidar lo que pasó, aunque sea por un par de minutos", dice uno de sus familiares directos.