Para Suleman Muhamad el tiempo parece haberse paralizado. Un año después de ser rescatado en el Mediterráneo con un grupo de migrantes todavía calza los zuecos
“crocs” blancos que le entregaron en ese momento, grabado de por vida en su mente. Eran las 17H21.
El paquistaní de 39 años es muy preciso porque desde ese 30 de junio de 2020 y su desembarco en Italia el 7 de julio no ha pasado nada. O casi nada.
En la casa del bosque italiano donde se ha instalado, a una hora de caminata de la parada de autobús más cercana, da vueltas de un lado para otro. “Me siento allí. Después me levanto y me siento allí. Y después me voy a la cama”, describe. “Llevo así un año”.