Siete de julio de nostalgia, sin cola a las puertas del Labrit de Pamplona, sin parejas y familias enteras vestidas de blanco con el pañuelico rojo al cuello, sin pelotazales llegados desde distintos lugares, sin ese ambiente tan especial y propio del día de San Fermín, del inicio de unas fiestas incomparables. Faltan muchas cosas, demasiadas, pero vuelve a jugarse a pelota en la semana de San Fermín, aunque hoy sea a puerta cerrada por petición expresa de las autoridades municipales para evitar aglomeraciones. Será a partir de mañana cuando se abran las puertas al público.