Concentraciones tras el asesinato de Raquel en 2018. Su hija, que entonces tenía diez años, ha sido la primera víctima en Aragón en cobrar una prestación estatal.Heraldo Se han quedado solos, huérfanos. Han visto cómo enterraban a sus madres y cómo sus padres se han convertido en criminales que ingresaban en prisión. Para colmo de males, afrontan un futuro con pocas ayudas y un complejísimo laberinto burocrático por delante. Son los huérfanos de la violencia de género. Unos niños que sufren un terrible estigma tras haber asistido a cruentos episodios de gritos, golpes, amenazas y un fatal desenlace. En Aragón su número ha aumentado de forma exponencial en los últimos meses. Dos recientes asesinatos machistas, en un lapso de apenas 25 días, ha dejado a cuatro menores de edad huérfanos. El asesino de Katia, en Las Fuentes, asestó a su pareja varias puñaladas delante de su hijo de 12 años. El criminal de Barbastro hizo lo propio frente a sus vástagos de 1,6 y 16 años. ¿Qué futuro aguarda a estos niños que de forma tan abrupta pierden su red familiar?