Para pensar LUIS GARAGALZA Sábado, 24 julio 2021, 00:06 Esta frase, muy recurrida por los estudiantes cuando tienen que hacer frente a un examen que no han estudiado, se le suele asignar al gran filósofo griego Sócrates (470-399 a.C.), aunque no aparece exactamente así en los textos. Formulada así, esta frase se autodestruiría (como la del aquel cretense que decía «todos los cretenses son mentirosos»), pues saber que no se sabe ya sería saber algo. No parece, pues, que el gran filósofo quisiera decir que no sabemos absolutamente nada. Más bien habría que entender su propuesta como una advertencia contra el dogmatismo, que confía ciegamente en sí mismo y en sus prejuicios: una invitación a tomar conciencia de que nuestros conocimientos tienen límites, de que nuestro saber es saber humano (no es absoluto, ni divino). Se trataría de reconocernos como humanos y saber que, como humanos, estamos marcados: marcados por el amor o el miedo. Se trataría de saberlo, para poder elegir entre ellos.