15 julio, 2021 Hay un oficio más complicado en Hollywood que el de ser una estrella exitosa, millonaria y adorada en todo el mundo y no morir en el intento: ser el hijo de la estrella en cuestión. Ahí están los numerosos casos de hijísimos nacidos entre vítores y oropeles, privados de una infancia corriente y que se sumieron luego en una espiral autodestructiva que tiñó de escándalo amarillista su apellido ilustre. Como Chet Hanks, hijo de Tom Hanks, acusado de malos tratos y relacionado con movimientos de ultraderecha; Cameron Douglas, hijo de Michael Douglas, adicto a las drogas y condenado a varios años de prisión; o Weston Cage, hijo de Nicolas Cage, arrestado por darse a la fuga tras provocar un accidente de tráfico. A años luz de la gravedad de los hechos recién mencionados, los episodios vividos por Dylan Penn, hija de Sean Penn y de Robin Wright, tampoco han sido de fácil digestión. Pero esta primogénita ilustre por partida doble, que durante mucho tiempo parecía destinada a ser la próxima oveja descarriada de la meca del cine, se ha convertido por sorpresa en la próxima gran estrella de las colinas de Los Ángeles… con la alfombra roja de Cannes como catapulta.