Pero los números de Guzmán empezaron a deteriorarse rápidamente en las últimas semanas: al término del primer semestre, ya la relación era "fifty-fifty" entre asistencia del BCRA y financiamiento del mercado. Y a fines de junio, la cuenta ya da 56% a 44% a favor de la "maquinita". La preocupación radica en lo que pueda ocurrir con la caja fiscal al calor del cierre de la campaña electoral. El Gobierno ya definió una política de expansión del gasto público -se espera que el año termine con un rojo fiscal de 4% del PBI, después de haber logrado un recorte en el primer semestre que dejó un déficit de sólo 0,5%.