Las relaciones de pareja suelen ser el hilo conductor en la literatura de Edith Nesbit (1858-1924). Sin embargo, el amor no es el tema principal de su obra, sino una herramienta utilizada para que sus cuentos alcancen una mayor tensión emocional y la irrupción de la muerte en ellos sea más efectiva. Otro elemento común en su narrativa es la corporeidad que otorga a sus fantasmas, algo novedoso para una época en la que los relatos de miedo presentaban a los espíritus como entes traslúcidos o sombras impalpables.