Lo más bonito de Vigo son sus vistas. Esta especie de mantra turístico suele enervar a los habitantes locales, conocedores de muchos preciosos lugares con los que deleitar la vista de la ciudad desde dentro. Pero lo cierto es que el entorno de Vigo es impresionante y las diferentes opciones que ofrecen sus miradores, algunos más oficiales que otros, son numerosas y para todos los gustos. De norte a sur y desde fuera de la ría hasta el interior, lo bueno de las cuestas de Vigo y su entorno es que multiplican las posibilidades ver y mirar –o viceversa porque ya se sabe que por estas tierras no está muy clara la diferencia entre ambos verbos sensoriales– alguna perspectiva de la ría, las verdes faldas de las montañas, o el poderío industrial con esa belleza de las grúas y los contenedores que no todo el mundo sabe apreciar.