Emilia Pardo Bazán vivió tan apasionadamente la idea personal de que el arte y la política no eran asuntos de hombres que tampoco tuvo tiempo de comprender y valorar el trabajo de otras feministas españolas.
Argumentó con desprecio que la calle Europa estaba ya en una mala zona, que había otros barrios de la ciudad más interesantes, que en otras partes con menos remilgos se solucionaban mejor los problemas del tráfico.
Cuando alguien afirma que el Gobierno aprueba los indultos para aferrase al poder, no sólo miente, sino que comunica una idea que afecta al crédito de la política y del poder.