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Uno de los fenómenos más curiosos y ciertamente triste de la situación creada por la pandemia de COVID-19 es no sólo la respuesta autoritaria a la que han recurrido tantísimos Estados, sino también el silencio cómplice con que muchos sectores progresistas o de izquierdas han acompañado las restricciones, impuestas por supuestas razones sanitarias y la censura y persecución de quien disienta.
Por Alexis Capobianco y Ariel Petruccelli
Reactiva
22 de junio de 2021
Personas que verían con horror actos de censura o persecutorios llevados adelante en nombre de la religión, la razón de estado, la nación e incluso la revolución, parecen aceptarlos sin mayores complejos cuando idénticas medidas son establecidas en nombre de la salud. Ven en la religión, la razón de Estado, las identidades nacionales o los desafíos de la revolución cuestiones discutibles, ante las que legítimamente se puede estar a favor o en contra, sin que nadie pueda arrogarse la verda