Los que ganaron las elecciones deben recurrir a la invención ateniense de la democracia institucional como alternativa a la guerra civil. De ellos será la decisión Como Stuart Mill advirtió y Tocqueville demostró en “La democracia en América”, es fatalmente fácil confundir el principio democrático de que el poder debe estar en manos de la mayoría con la pretensión para nada democrática de que la mayoría en posesión del poder no tiene ningún límite en su ejercicio. “Es el riesgo que corremos, dijo H.L.A. Hart, (en 1959), y que tenemos que arrostrar alegremente, porque es el precio de las excelencias del régimen democrático; pero la lealtad a los principios democráticos no nos exige agigantar ese riesgo”.