Resulta complicado que la figura de Robert Sarver genere indiferencia entre los aficionados y los medios de comunicación que siguen la actualidad de los Phoenix Suns. Menos lo será desde ahora, cuando deberá cumplir un castigo de inhabilitación de sus funciones en las franquicias masculina (Suns) y femenina (Mercury) por espacio de un año, además de abonar una multa de 10 millones de dólares y realizar un curso de reorientación al ser señalado por la NBA como responsable de una serie de actuaciones de índole racista y sexista a lo largo de sus dieciocho años en la gestión de los dos equipos profesionales de Arizona.