Estados Unidos aprovechó la presencia de España en su casa para presentar sus
verdaderas credenciales al oro olímpico y recuperar el cartel perdido en los dos primeros amistosos con un partido que sirvió para cerrar la preparación de ambos equipos antes de aterrizar en Tokio. A pesar de que el resultado (83-76) no valiese más que para aumentar el orgullo patrio de unos y otros y pese a que ninguno de los equipos estaba completo (
Booker, Middleton y Holiday por los norteamericanos y
Llull y Juancho en el lado español) ambas selecciones demostraron durante diferentes fases del choque por qué están en el vagón de favoritos en la cita olímpica y por qué son los dos grandes dominadores del baloncesto mundial en este siglo XXI.