09 de julio 2021 , 09:25 p. m.
Quizá suene indeseable, pero civilización y represión van de la mano. Varios experimentos se hicieron en su momento de plenos ideales libertarios para educar sin represión. La escuela de Summerhill, fundada en 1920 en Inglaterra, fue uno de los sonados ejemplos de libertad; los alumnos no eran obligados a tareas, no se calificaba ni obligaba asistencia, y una asamblea era el órgano decisorio. La felicidad era su objetivo principal. Tuvo varios aciertos, pero sus alumnos marcaban bajo rendimiento frente a mediciones formales para ingreso a universidad o actividades laborales. El Juan Ramón Jiménez, en Bogotá, fue uno de los buenos intérpretes de esta filosofía, pero igual tuvieron que modificar sus planes.