Durante la última década siempre se dijo que el grupo de jugadores estable de la
Selección Argentina habían tomado prácticamente todo el control, siendo incluso los que decidían la elección de los entrenadores. Sin embargo, hasta ahora nadie había hablado tan crudamente y en primera persona como lo hizo
Armando Pérez, quien disparó contra nada menos que
Javier Mascherano, un símbolo de la camiseta celeste y blanca.
Pérez se metió en el mundo del fútbol siendo presidente de
Belgrano de Córdoba, y su gran gestión sumado a influencias políticas lo llevaron a ser el presidente de la comisión normalizadora de la