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El 25 de mayo de 1970, Bobby Moore, el atildado capitán de la selección inglesa que cuatro años antes había recibido la Copa Jules Rimet de manos de la reina Isabel en Wembley,
duerme en un calabozo de Bogotá acusado de robo después de haber sido detenido por policías de paisano mientras asistía, junto a sus compañeros del equipo nacional, a una proyección del wéstern ‘El valle de la violencia’ en el cine del hotel Tequendama de la capital colombiana.
Faltan solo seis días para que dé comienzo el Mundial de México y en Inglaterra la prensa denuncia, con gran despliegue de mayúsculas y signos de exclamación, la existencia de un complot internacional para dinamitar las opciones de los actuales campeones. La histeria se apodera del planeta fútbol.