Muchos la califican como la ciudad más bonita de Suiza, un título que, a simple vista, parece bastante osado, teniendo en cuenta el país en el que se encuentra, salpicado de pueblos de postal y lugares espectaculares. La afirmación, sin embargo, no es exagerada. La belleza y el encanto de Gruyères se constatan incluso un par de kilómetros antes de poner un pie en ella; desde la zigzagueante carretera que lleva a su centro histórico sobresale entre el paisaje la silueta de esta diminuta villa amurallada, enclavada en lo alto de una colina,