En realidad, los Mumin no se parecen a hipopótamos: se parecen a Kant. O, al menos, eso fue lo que intentó Tove Jansson cuando, siendo todavía una niña, dibujó la primera encarnación de sus criaturas. Es que había perdido una discusión con su hermano acerca del filósofo alemán y, furiosa, lo dibujó