04/07/2021 00:09
El espectáculo de los estudiantes confinados en un hotel de cuatro estrellas gritando que les dejen salir es un reflejo. Que sus padres denuncien al Govern balear por retenerlos contra su voluntad también lo es. Como lo es el hecho de que, en plena pandemia, los chavales fueran a un concierto multitudinario y se reunieran en barcos de recreo y calles abarrotadas de S’Arenal sin mascarilla ni precauciones, e hicieran en Mallorca lo que no harían en su casa, entre otras razones, porque no se lo permitirían.
No es un reflejo de la juventud, ni del egoísmo de la sociedad, ni de la estupidez humana. Sino de lo que se entiende por destino turístico. Allí –y más en el