El poder catártico de la música
Óscar Amieva |
Miércoles noche. Platea a reventar dentro del escrupuloso respeto a la covid y… La música de cámara se apodera de nuestros sentidos, el escenario del polivalente teatro del Orfeó Maonès vistió sus mejores galas. El cuarteto Leonor y Kiev Portella hicieron honor a las altas expectativas que el programa adelantaba y los melómanos allí reunidos pudimos disfrutar de dos de los quintetos que ocupan los peldaños más altos de este tipo de formación característica del Romanticismo.
En primer lugar pudimos disfrutar del gran Robert Schumann y su «Quinteto en mi bemol mayor» dedicado a su alma gemela Clara Wieck. El quinteto, que se estructura en cuatro movimientos, estuvo plagado de momentos sinfónicos, de guiños al entendimiento y al trabajo en equipo, el cual, cuando se mesura y venera, es capaz de crear atmósferas y realidades paralelas llenas de carisma y