El de este año no será un verano normal, como tampoco lo fue el pasado. Antes de la pandemia, con la llegada de la temporada estival, cafeterías, bares, restaurantes y hoteles se lanzaban al mercado laboral a la búsqueda de empleados que reforzasen la atención en los meses del año con un mayor volumen de trabajo. Para este verano las previsiones son buenas, aunque algo más moderadas. Es evidente que la situación está marcada por el COVID. Y es precisamente el temor a la vuelta de las restricciones, sobre todo en términos de reducción de aforo o una nueva limitación de los horarios si la incidencia del virus vuelve a crecer, lo que está en parte frenando la contratación veraniega en los establecimientos hosteleros.