La diana de la Albiceste la gritó el Fideo desde la derecha cuando delineó, cual artista, un globo por encima del guardameta Ederson Santana para abrir la pizarra en el minuto 21 tras pase de Rodrigo De Paul.
En el primer tiempo se vio poco fútbol en el legendario estadio Maracaná de Río de Janeiro, escenario del Maracanazo, término usado para denominar aquella victoria épica de Uruguay 2-1 ante la Canarinha en la final del Mundial de 1950 que dejó desolados a los brasileños.
Con total falta de ritmo, Argentina y Brasil intentaron presionar en el medio campo del mítico recinto, con cerca de siete mil aficionados, pero el juego brusco provocó reiterados silbatazos de falta por parte del árbitro uruguayo Esteban Ostojich.