Si el siglo XX terminó en 1989 con la caída del muro de Berlín, ¿cuándo empezó el siglo XXI? ¿Un 11 de septiembre de 2001, bajo el sello icónico del derrumbe de las Torres Gemelas? ¿O fue en 2008 con la sacudida económica causada por el estallido de las subprime, cuyas ondas devastadoras sobre la economía supusieron un antes y un después en la estabilidad mundial? ¿O ha sido ya propiamente con la pandemia del coronavirus, que daría lugar de nuevo a un siglo corto, como fue –eso dicen– el XX? A saber, la Historia sólo se fija a posteriori, cuando las comas y los puntos y aparte se pueden leer con una continuidad aproximada. Si el 11-S, por tanto, fue un inicio o un evento singular y determinante en el estrecho túnel que lleva de una época a otra, lo sabremos con el tiempo. Que fue importante nadie lo discute. Que lo sigue siendo, tampoco. Y que lo vivimos como un acontecimiento crucial, mucho menos.
Tras 18 años de retraso en el proyecto voluntario de descontaminación del suelo por parte de los propietarios, entre los que destacaban el Ayuntamiento y la propia Comun