Escribimos para postergar la muerte. Cuando Dante escribió la
Divina Comedia, no lo hizo para imaginar el infierno o el purgatorio como espacios puntuales; imaginó una ficción que nos sirviera para dialogar de nuestra condición humana. De esta manera, Dante se inmortaliza en la literatura y en cierta forma vence a la muerte. Cada vez que leemos la
Comedia de Dante, leemos la imagen, no del infierno, sino una imagen de la humanidad, del mundo, que Dante percibió desde el arte.
Un escritor escribe para crear la posibilidad de una imagen que le permite presentar al mundo. Es una imagen que interroga la realidad para darle una nueva posibilidad. Un escritor imagina los posibles destinos de la realidad y los representa con historias que ayudan a tener una relación con la verdad. Escribe para imaginar el universo, la vida, el amor, el mundo, la patria, su contexto y las representaciones simbólicas que le dan sentido a su existencia.