Las vacaciones de Felipe VI en Mallorca no son las de don Juan Carlos. Marivent no aglutina la vida de la Familia Real durante un mes, como ocurría antes, ni pasan por allí dignatarios extranjeros. Con sencillez, el Monarca sigue la tradición que instauró su padre. Acude a su cita anual mallorquina y mantiene los protocolos: recibe al presidente del Gobierno y concede audiencias a las instituciones baleares; participa en la regata que lleva su nombre y se presta a un posado familiar. Sustituyó la cena con las autoridades por una recepción social amplia en el Palacio de la Almudaina. Felipe VI busca la proximidad. Podría hacer mucho menos.
La reclamación de Més.