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En Bogotá y sus alrededores viven unos 800 indígenas de la comunidad Misak. Aunque son pocos, se hacen sentir con contundencia cuando se unen. En la ciudad de ladrillo poco visten sus trajes típicos. Lo hacen cuando comunidad se quieren hacer notar y escuchar con firmeza. Los Misak, originarios del Cauca, participan de las manifestaciones populares con sus tambores y sus tradicionales atuendos.
Las flautas y tambores de los Misak resuenan tanto como sus acciones. Es la comunidad que haciendo un reclamo en contra de la historia contada a partir de la llegada de los españoles a América que se denominaron descubridores, ha tumbado estatuas y ha obligado a las alcaldías del país a esconder los monumentos de los conquistadores. Así ocurrió con el Cristóbal Colón y la Reina Isabel que estaban rumbo al aeropuerto El Dorado. Ahora reposan en la Estación del Metro La Sabana, en el Centro de Bogotá. Los Misak son contundentes y su contundencia genera respeto.
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A fuerza de esperanza y desesperación miles de cubanos han salido a las calles este 11 de julio en varias ciudades reclamando la salida del régimen castrista del poder representado por Miguel Díaz-Canel.
En La Habana, Guantánamo, Camagüey, Cienfuegos, Villa Clara y otras ciudades, las movilizaciones pacíficas y espontáneas van removiendo los cimientos de una de las dictaduras más longevas e impunes de la historia política del continente.
Si bien los irreversibles estragos provocados por la pandemia y la desastrosa gestión estatal han colmado el vaso de la indignación ciudadana, son las proclamas de «¡Abajo el comunismo!» y «¡Queremos libertad!», las que dominan el contexto de fondo.