03 de julio, 2021 | 18.50
Para pensar nuestra realidad nacional conviene mirar el mundo. Y, dentro del mundo, prestar especial atención a nuestro vecindario, a nuestra América y dentro de ella al cono sur. Miremos entonces. En
Perú sucede una anomalía: la derecha rabiosa y racista reclama -de diferentes maneras- la anulación de la elección que consagró presidente a
Pedro Castillo, maestro rural, dirigente sindical e indio, todo lo que constituye el prototipo de un individuo que no nació para ser presidente del Perú. La derecha político-social del país le declaró la guerra, con absoluta seguridad de que esa guerra terminará por ser ganada. Son masas de blancos y blancas de clases más o menos acomodadas que consideran que su razón racista es universal por definición: cualquiera que se oponga a ella es, por definición, antidemocrático, irracional y comunista. Vargas Llosa es el héroe político de esa masa. Convencidos como están de que la elección terminará