Cuando lo esencial es visible a los ojos
El escultor Félix J. Reyes aprende con Abraham Cárdenes a domesticar el barro y el volumen
Una panorámica de la muestra ‘25 artistas y autores en torno a Félix Reyes’ en la sala del Cicca. | | LA PROVINCIA/DLP José Hernández Afonso Cuenta el escultor Félix J. Reyes que, con trece años camino del cine para ver Fumanchú, pasó por delante de una ventana abierta en la calle Pamochamoso de Las Palmas de Gran Canaria y que dentro vio a un señor, con unos pelos largos y un gran bigote, dándole palos a un trozo de madera y que allí se quedó toda la tarde viendo cómo con cada golpe de gubia se iba haciendo la forma, «algo mágico», dijo. Al día siguiente fue admitido por Abraham Cárdenes, aquel señor que apaleaba la madera, como alumno de su escuela. Allí, como aprendiz, amasaba barro y afilaba herramientas. Hasta que un día su maestro le ordenó amasar el barro necesario para un