28/07/2021 00:14
Transitando por la Castilla rural, vaciada, por las anchuras de Soria, Segovia, Guadalajara y Ávila, cielos azules y rasos, calores rutinarios de finales de julio, se observa la soledad de pueblos con muchos campos de rastrojos frescos, recientes, flanqueados por olmos a la vera de un arroyo que sirve sus escuálidas aguas al Duero. He releído una vez más el Campos de Castilla de Antonio Machado y me fijo en este verso de las vivencias del poeta sevillano hace ya casi un siglo andando por estas tierras: “Yo en este viejo pueblo, paseando, solo, como un fantasma”.