“Homines quam màxime hómines” ( )
El mayor temor de un padre es, sin duda, perder a su hijo; la angustia que debe sentirse debe ser inconmensurable, pues como sea está de por medio el sentido de la responsabilidad y el deber de cuidar y proteger, cuando todo esto es vulnerado se cuestiona la habilidad del progenitor de ser capaz de mantener a salvo a su descendencia. Lo peor que puede pasar es no tener la certeza sobre dónde estará y precisamente los delincuentes se basan en esa premisa para poder vulnerar la estabilidad emocional de sus víctimas cuando secuestran a un hijo. El padre está dispuesto a hacer lo que sea por garantizar la seguridad de su hijo y es por ello que accede a los requerimientos que le hagan.