Tal como se señaló luego de conocerse los resultados de las megaelecciones del 15 y 16 de mayo, la segunda vuelta de gobernadores regionales terminó por confirmar como un mantra que el título “peor escenario” se repite una y otra vez en el resultado electoral del oficialismo, marcando un oscuro pronóstico no solo para lo que resta del Gobierno, sino también para las parlamentarias y la presidencial. El concretar cuatro derrotas de cuatro posibles, terminó por consolidar todos los miedos de un sector que trasladó la pelea política hacia la interna y que, ahora, a diferencia de lo ocurrido hace un mes, comparte responsabilidades.