Opinión
Amy Winehouse: las alegrías de la tristeza
Aunque sea a través de una pantalla y con la conciencia de que ella ya no está, ver a Amy en mi monitor o en mi teléfono, diez años después de su partida gracias al Internet, me otorga un sentimiento indefinible.
A Pamela Vargas
Desde otras latitudes e inmerso en nuevos retos, los últimos diez años me parecen más lejanos de la cuenta. Transitar como un estudiante de doctorado dominicano en tierra norteamericana, provoca que el bachillerato en el país natal, la adolescencia, los primeros libros, aparezcan en mi memoria como la vida de otro, una novela leída hace mucho, de la que solo quedan recuerdos vagos. Sin embargo, hay algunas escenas que se mantienen vívidas, como si hubiesen ocurrido hace unos días. En una tarde de julio del 2011, tras llegar de la escuela, almorzar, entre otras cosas, empecé a hojear el
Back To Black
Sencillo de su segundo y último disco, que logró colocarse como el segundo disco más vendido del siglo, solo en el Reino Unido, se vendieron más de 3,58 millones de copias de
“Back in Black“.
Es un tema que habla de desamor, en donde se habla de una persona a la cual ya le dijiste adiós pero que todavía sigues extrañando.
Rehab
intentos que se hicieron por rehabilitar
a la cantante, vendió más de 1.7 millones de copias y logró el puesto nueve en el
ranking Billboard.
La historia de este tema cuenta como varias veces su padre y otras personas intentaron meterla a rehabilitación pero ella se negó.