Vivir al borde del abismo
Con la casa a cuestas
O de Ronda y sus balcones imposibles
Miércoles, 4 agosto 2021, 00:14
Ya nos vamos conociendo, La Temblorosa y nosotros, digo. El matrimonio concertado por cuenta y orden de mis queridos señoritos empieza a funcionar. Comenzamos a interiorizar las rutinas: abrir y cerrar las claraboyas y el gas, conectar y desconectar la electricidad, bajar y subir las bicicletas. Hasta para llenar el depósito de agua y vaciar el intestinal hemos mejorado nuestro tiempo. Y mi santo casi ha dejado de renegar. Mi hijo no. La queja le va en el sueldo de adolescente.