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ALÓ. Ayer, la llegada de Martinelli al tribunal fue más sosegada, sin los diputados manzanillos ni la turba de simpatizantes arengando en los predios. La novedad es que ahora el acusado alega que todos sus teléfonos están “pinchados”. ¿Lo dice en serio o es otra “babosada”?
OFICIO. Menos divertido es para los defensores de oficio Rubén Gómez y Migdalis Gómez, que deben permanecer presentes en todo el juicio, por si acaso se ausentan los abogados particulares de Martinelli. Ahí están los dos, sin intervenir, como convidados de piedra.