Sangre de Cristo, un año en cenizas
Su capilla fue su horno. Con olor a madera quemada, de color negro carbón y sin rostro, pero en pie. Así está la Sangre de Cristo un año después de que fuese incinerada por un encapuchado, según testigos, porque la versión policial atribuye el incendio a una botella de alcohol clínico.
Por Hans Lawrence Ramírez
Quince días antes de que falleciera su madre, María Teresa Cruz Espinoza estuvo hospitalizada. Le iban a amputar su pierna derecha por la diabetes. Ella le lloraba y rogaba a los médicos del Hospital Alemán Nicaragüense que no se la cortaran.