Con la perspectiva visual que normalmente tienen un buitre, un guirre o un aguililla, avechuchos que sobrevuelan las montañas más altas de la isla, podríamos convenir que esta masa volcánica a la que llamamos isla redonda guarda en su piel rugosa una riqueza paisajística que debemos descubrir e impregnarnos de su semántica, de su significado. A primera vista, todo parece uniforme. Sin embargo, en una lectura más cercana podemos delimitar diversos ámbitos que en vertical se articulan en costa, medianías y cumbres, y en horizontal en norte, centro y sur. Es una estructura geométrica del territorio para ser leída de manera organizada y para, de seguido, considerarla como isla integral. Se habla de «continente en miniatura» y todos lo creemos a pie juntillas y sentimos la certeza de que sea nuestro espacio vivencial. Aunque no es menos cierto que todas y cada una de las islas tienen un atractivo singular, intransferible en sus aspectos físicos. sociales y culturales.