Hace escasas cuatro semanas la foto hubiese parecido más un montaje, un falso arreglo con Photoshop, que una imagen con todas las de la ley y distribuida incluso desde el propio gabinete del Concello: en un extremo de la mesa, el alcalde de Vigo, Abel Caballero; en el otro, una cámara, un micro y una gran pantalla desde la que intervienen dos directivos de Ryanair. Hablan distendidos, con boli y papeles delante, notas –según deslizaría más tarde el regidor– sobre posibles rutas, costes y calendarios.