En el otoño de 2004, Alessandro Baricco organizó una lectura pública de la
Ilíada en Roma y Turín. Fue un éxito rotundo, a juzgar por las diez mil entradas vendidas y la repercusión que tuvo en los medios. Se trató, por supuesto, de una adaptación. La lectura de la obra original habría sido un exceso. El texto resultante fue publicado después bajo el título
Homero, Ilíada. En el prólogo, Baricco explica las decisiones estilísticas que tomó. La más importante fue la eliminación de los dioses: “Como se sabe, los dioses intervienen bastante a menudo en la