Al menos para esta temporada tan especial por la pandemia, lo comprimido del calendario y el protagonismo desmedido de las lesiones,
la fórmula de construir súper equipos de la noche a la mañana no ha funcionado. No, lo que ha llegado a buen puerto son equipos trabajados, plantillas con algunos años de rodaje y retoques en verano tan brillantes como acertados.
Eso se sabía desde que quedaron constituidas las finales de conferencia pero adquiere un significado aún más amplio una vez comprobados los dos rivales de las finales, el hecho de que todos los jugadores de sus respectivas plantillas vayan a debutar en una final de la NBA o de que los Suns lleven 28 años sin completar este viaje y los Bucks 47 años.